Socialismo, capitalismo y fascismo
Leo a Psicología Urbana (gracias por el tip, So). Me ha hecho sonreír, con la mención del síndrome Rudd-O (un mal muy real que sigue afectando a este blog, ¡eh!). Pero lo que me llama la atención es lo siguiente:
Un articulo realmente excelente. Conceptualizas muy bien el pensamiento comunista, y logras desenmarañar una serie de infamias planteadas por la oligarquia corrupta.Si me permiten, quiero contactar al autor del escrito para usarlo de referencia en algunos diarios locales y llevar a la asamblea un proyecto basado en educacion socialista desde la primaria.Saludos, por favor comuniquense al [...]
¿Comunismo? ¿Esa huevada no estaba muerta?
Bueno, pues, si no está muerta, debería morir. Pero hay otra ideología mucho más nefasta que hace mucho, mucho tiempo está pidiendo a gritos una bala en el cráneo.
Sí a la libertad de mercados. No al fascismo.
Yo soy capitalista. Dejemos eso claro -- no concibo que la sociedad pueda funcionar sin el incentivo de la competencia en la libre empresa, y aborrezco la intervención de cualquier entidad en los asuntos privados de las personas.
Soy un convencido de que el libre mercado funciona. También soy un convencido de que, sin supervisión, el mercado tiende a degenerarse en un solo conglomerado de poder. Es decir, el libre mercado tiende a suicidarse. No es nada nuevo -- los economistas han observado este efecto por ya casi 200 años.
Y a ese fenómeno, en un mercado libre, lo llamamos fascismo. Si tuviéramos que construir una definición moderna de fascismo, ésta sería la misma de siempre: aglomeración de poder y corrupción corporativa institucionalizada -- el Gobierno y las corporaciones en la cama. Todos creían que este había muerto con Mussolini y Hitler, pero nadie se percata de que el fascismo está vivo hoy más que nunca.
Claro -- hoy no lo llamamos fascismo. Ahora le decimos "corporatismo" -- el eufemismo contemporáneo de moda, que captura todo ese movimiento que (decía Andrés López) "viene a ser el fusion acquisition markets mergers".
Una persona que esté a favor de la libre empresa, por lógica, no puede estar a favor del corporatismo, porque la existencia del corporatismo implica, necesariamente, la anulación de la competencia y por consiguiente la cesación de la libre empresa. Como es usual, cuando el corporatismo domina, existe la apariencia de libre empresa (ustedes saben, es más fácil proceder cuando la gente pendeja vive una ilusión) -- pero ningún incumbente puede competir contra la concentración de poder preexistente.
Lo más grave de todo es que las atrocidades más abominables del mundo contemporáneo son productos directos del corporatismo.
Veamos unos ejemplos.
La guerra
Piensen en la guerra de los EE.UU. contra el resto del planeta. Ese es probablemente el mejor ejemplo de la lucha del poder y el dinero por sí mismos. Y el ejemplo más cruel.
¿En verdad pueden ser tan audaces de decir que esa guerra no es por el petróleo? Porque, que yo sepa, Osama bin Laden está más libre que el estadunidense promedio.
¿Quiénes se benefician de la guerra?
Obtengan la respuesta, y no les quedará otra que concluir que la guerra, señores, es un producto del corporatismo.
La salud
Hoy nomás leía que los americanos están más gordos que nunca. ¿Cómo no va a ser eso cierto, si con un dólar compras cuatro veces el mismo número de calorías en comida chatarra, comparado con comida sana?
Claro... existe siempre la tentación facilista de culpar al cerdo hedonista obeso gringo por sus propios males. Y honestamente hay cierto componente de culpa en el asqueroso cerdo obeso que se atraganta con McDonalds.
Pero esa tentación se desvanece justamente al descubrir que los 5 lobbies alimenticios más grandes de los EE.UU. tienen la vida resuelta desde los setenta, cuando comenzaron a obtener pingües subsidios del gobierno norteamericano. Obviamente, el perejil va a ser más caro que el azúcar de maíz denso en fructosa subsidiado.
¿Podemos seguir culpando al consumidor, cuando de su propio bolsillo salen los impuestos que engordan los bolsillos de la gente que diabetiza a la población? Porque, si eres pobre, la plena que no te queda de otra que comer chatarra o morir de hambre.
¿Me van a decir a mí que eso no es producto del corporatismo?
El tema no es "capitalismo vs. comunismo"
El tema es la concentración del poder. El tema es la corrupción sistémica. El tema es cuando los intereses particulares se toman las mismas instituciones que se supone están a nuestro servicio.
Ese es el tema. En el comunismo, es muy directo: como el Estado es el dueño de todo, es fácil romperte las piernas. En el capitalismo pasa exactamente lo mismo, sino que ahí son las corporaciones en colusión con el Estado. Igual te rompen las piernas -- y gracias al fantástico marketing (propaganda), acá te venden las muletas (dicho sea de paso, las equivocadas) a un ojo de la cara.
Ya lo dice el viejo meme: In Soviet Russia, television watches you! En el siglo 21, corporations watch you! In HDTV!
Siempre que discutimos (nosotros, como sociedad) el tema del comunismo y el capitalismo, nos "clavamos en nuestros talones" y nos cerramos a todo lo que no corresponde con nuestra ideología. Por favor, ¡basta!:
- No caigan en la tentación de pensar que el capitalismo es lo mismo que el corporatismo. El capitalismo ha sufrido grandes golpes culturales y hoy a éste se le achacan todos los males económicos modernos. Sean inteligentes y reconozcan al fascismo -- el verdadero causante de nuestros males.
- Tampoco caigan en la tentación de pensar que el comunismo es la solución. La misma corrupción que es el cimiento del corporatismo existe en el comunismo -- sino que los perpetradores de los crímenes en el comunismo son parte del Estado, en lugar de ser corporaciones. Es como que más directo, por lo cual es preferible abogar por libertad de mercados.
Un capitalismo sin corporaciones
A veces hago el experimento mental de preguntarme cómo sería el mundo si no hubieran corporaciones (es decir, si se aboliese la personería jurídica). He llegado a la conclusión de que abolir la personería jurídica sería el mecanismo más expedito para terminar con tanta desigualdad, incluso más efectivo que la abolición de todas esas leyes en pro de intereses particulares, como los copyrights y las patentes.
Un libre mercado donde los agentes que participan se representan a sí mismos sin coludir estaría muchísimo más cerca de ser un "mercado ideal" como lo visualizó Adam Smith.
El mundo de los negocios sería muy diferente... pero los negocios no se detendrían (los negocios predatan muchísimo a las corporaciones); simplemente se dificultaría muchísimo la acumulación obscena de poder. Y también se le dificultaría mucho el trabajo a las personas que no conocen el significado de la palabra ética, porque serían directamente responsables del perjuicio que causen, en lugar de esconderse tras una persona jurídica.
Evidentemente, no tengo muchas esperanzas de que esto suceda -- los millonarios tienen décadas dando por descontado y dependiendo de esta nefasta "regla del juego". Pero les sugiero que hagan el experimento también.
Otro típico error: Seguridad social no es comunismo.
Revisemos tres hechos indiscutibles:
- Los pobres necesitan educación para salir de la pobreza.
- Los enfermos necesitan medicinas y médicos para salir de la enfermedad.
- Los inválidos necesitan ayuda para poder convertirse en miembros productivos de nuestra sociedad.
Estas son verdades innegables -- excepto por los elementos más inhumanos y egoístas de nuestra sociedad, incapaces de tener empatía, y los extremadamente millonarios completamente aislados de las realidades del otro 99% de la gente.
Por eso, cuando escucho a un pendejo decir que la seguridad social es un error socialistoide, me provoca reventarle un par de batazos en el cráneo. Como de costumbre, no pienso que la seguridad social debería ser obligatoria (de hecho, nada que sea obligatorio me suena bien, y usualmente esas huevadas obligatorias terminan convirtiéndose en íconos de la ineficiencia) -- pero la gente debe al menos poder optar por ella.
Ideólogos: pónganle el nombre que quieran, pero dénle gracias a Dios que, cuando a ustedes les toque rajarse con cien mil dólares por su cáncer o su cuadriplejia, habrá algo que los ayudó a no morirse botados en su casa.
¿En conclusión?
Ya dejémonos de huevadas y usemos la pensadora, que las ideologías están viejas y cansadas, y tienen décadas convocando con carácter de urgente al sentido común y a las soluciones prácticas. Las ideologías sólo confunden el diálogo que tan caramente necesitamos tener ya.