Sobre la cárcel para quienes superen los límites de velocidad
No hay nada nuevo bajo el Sol.
En este artículo, voy a dejar lado momentáneamente mi opinión personal -- es decir, que mí siempre me han valido los límites de velocidad, no los respeto, ni pienso comenzar a respetarlos.
La gente decente debería irrespetar los mismos límites de hace 15 años porque obviamente están obsoletos. Ya estaban obsoletos cuando los impusieron. Ya no los respetaban antes, y aún con la orden de prisión siguen sin respetarlos.
Incluso en la mismísima tierra del Absurdistán (los EE.UU.), donde la gente se mata a balazos en las calles, los límites de velocidad son mayores (65 en la gran mayoría del perímetro urbano) que en el Ecuador. Y nadie los respeta tampoco. Si estás en la autopista y vas al límite, se te casi-trepan en el baúl del auto, porque nadie es suficientemente cojudo como para querer ir a 115 km/h en una autopista.
Obviamente a la gente le valen verga los límites de velocidad, y esa ley está clara y abiertamente en entredicho con el deseo de la gente. Si la ley obliga una huevada y la gente en su gran mayoría hace lo contrario, obviamente es la ley la que está mal, mas no la gente. Dicho en términos que quienes creen en el cuento del "Estado protector" y que todavía no notan que el Estado sólo existe para que sus mafiosos les roben: la ley debería responder a los deseos de la gente, y no al revés (como evidentemente pasa hoy).
Dadas esas circunstancias, el hecho que se haya comenzado a enjaular a gente decente por desobedecer esa ley estúpida, técnicamente errada y obsoleta, lo único que logra demostrar es la malevolencia, la antipatía, el quechuchismo, el terrorismo organizado y la mentalidad autoritaria de los legisladores, que siempre tratan de controlar y cagar a la gente decente. Porque cuando la gente está tranquila y no tiene terror, no necesita acudir a esos mentirosos sociópatas que medran de la desesperación que ellos mismos crean. ¿Esos $200 que le roban al que va a 15 por encima del límite? Es el mejor dinero del mundo para estos estafadores, porque o se lo embolsican o lo usan para financiar a sus secuaces armados en disfraces y cascos. ¿Y la cárcel? Pues qué chucha le importa eso al legislador, si no es él quien pierde el trabajo -- el legislador está re-seguro en su puesto de "trabajo".
Y claro, los legisladores no van presos porque los muy hijeputas tienen inmunidad... entonces ¿qué chucha les puede importar la ley a esa gentuza? Los manes bien saben: la reja y el palo son para contener a las mulas, mas no para los dueños de la hacienda. En palabras de cualquier legislador: la ley es para todos los que no son yo.
Y si a tí te gusta andar lento, ta bien también -- maneja por el carril derecho, y no estorbes a los que sí tenemos cosas importantes qué hacer.
Cuando la ley es mala, la gente buena tiene la obligación de violarla.