Sobre el fascismo: cómo funcionan en realidad los Gobiernos fascistas

publicado 03/11/2007, Última modificación 26/06/2013

El fascismo está vivo en pleno siglo 21 -- pero la gente cree que no, porque presume incorrectamente que el fascismo es y opera como el comunismo. Falso y peligroso -- esta es la forma en que opera y crece:

En el mundo real, fascismo es cuando las corporaciones y el Gobierno trabajan como una sola entidad, y tú puedes merodear por ahí con tu pistola todo lo que quieras. De hecho, tendrás obligadamente que merodear por ahí, porque el Gobierno y las corporaciones te habrán quitado tu casa y tu auto, y nadie te contratará.

En cuyo momento serás arrestado, no en calidad de héroe antigubernamental ni por mercenarios en botas negras, sino por robar pan para comer, por un policía perfectamente normal que estará haciendo su trabajo, un trabajo con el que todos excepto tú estarán de acuerdo... así que cuando le dispares y lo mates, serás tú quien vaya a parar a la silla eléctrica, y nadie pensará que fuiste un héroe ni nada por el estilo.

Hay diferentes tipos de Gobiernos totalitarios, y asumir que un Gobierno fascista opera como uno comunista es peligroso y errado. Los Gobiernos fascistas no ponen tropas en las calles inicialmente... ellos trabajan con las corporaciones para asegurarse de que "la gente equivocada" no tenga ningún poder económico, ni tenga foros dónde difundir sus ideas.

Los Estados fascistas modernos ni siquiera se molestan en matar a estas personas, y pretender que estas personas van a ser asesinadas por grupos vestidos con uniformes pseudomilitares es absurdo. El Estado fascista, más bien, te toca la puerta de tu casa con una orden judicial para sacarte de ella porque no pagaste tu hipoteca, porque tus jefes fueron presionados para que te despidan. O simplemente te demanda y te deja en la ruina.

Los EE.UU. (ed.: parafraseando el comentario) no son comunidades de castillitos donde, mientras mantengas al invasor a raya, estarás bien. Creer que esta noción es la operante en el mundo es increíblemente ingenuo. Casi toda la población de los EE.UU. vive en casas cuyos dueños son otras personas, compra comida en lugares que no controla como los supermercados, requiere operar en una sociedad para obtener el dinero que le permite obtener comida y abrigo, una sociedad done la economía es controlada por pocos -- y muy poderosos -- individuos que pueden apachurrar al resto como insectos.

Y un Estado fascista nunca va a "asumir el control", tarado. No habrá golpe de Estado; habrá un cambio gradual que, de hecho, ya ha empezado, ¿que no lees los periódicos? El Gobierno está intentando darle inmunidad a las compañías de teléfonos por espiar a sus clientes -- ¡eso es fascismo clásico! El Gobierno rompe la ley, el Gobierno hace que las compañías privadas rompan la ley, el Gobierno le entrega a dichas compañías gigantescas sumas de dinero, el Gobierno intenta legalizar dicha rotura de leyes retroactivamente. Tenemos a empleados del Gobierno y empleados de AT&T yendo de un lado al otro en un bucle incestuoso de corrupción. Tu Gobierno te espía, auspiciado por AT&T. No es "totalitarianismo" aún, porque afortunadamente los demócratas lograron detener dicha inmunidad, pero sí es fascismo de Estado -- o al menos el comienzo de él. Y lo mismo pasó con Blackwater.

Ah, y antes de que comiences a hablar sobre políticas de restricción para las armas de fuego, te aviso que, a pesar de estar en contra de dichas políticas, no soy lo suficientemente estúpido para pensar que la corrupción lenta del Gobierno de los EE.UU. es algo que se pueda detener con pólvora. Las armas son útiles para detener delitos en comisión y para disuadir a los invasores. Pero no son útiles contra un Gobierno corrupto de ninguna manera.

Estoy de acuerdo; si miran a Alemania en los años 1930's, muchos elementos históricos de aquel caso están en juego de nuevo -- creo que solo falta la hiperinflación, y si miran en qué dirección va el dólar (respuesta: hacia el piso), me atrevería a decir que falta poco.

Este comentario fue tomado de aquí.