Luditas, películas antisolares y pastillas del día después
Siempre habrán quienes tengan terror de los avances humanos. La clave está en no temerles -- o nos tendremos que resignar a las consecuencias de nuestras decisiones.
Ayer me enteré de que las películas antisolares habían sido retiradas de los vehículos en circulación. ¿El argumento? Que los delincuentes utilizan vehículos con películas para cometer sus delitos.
Ya tienen tiempo prohibidas las pastillas del día después. ¿El argumento? Que las mujeres se descuidan y las utilizan para abortar.
¿Notan un patrón?
Ambas medidas son resultado de pensamiento demagogo. Ninguna de las dos está asentada en pensamiento racional. Ambas están motivadas por el miedo a lo nuevo. Ninguna está avalada por estudios que comprueben su efectividad.
Sale un político en la tele y dice "la pastilla es peligrosa, es un veneno, blablabla", y la gente comienza a repetir como lorito lo que oyó -- en contra de décadas de evidencia que prueban lo contrario. Sale otro político en la tele y dice "los ladrones andan en carros con películas antisolares", y todos inmediatamente se convencen como zombies de que las películas son las causantes del crimen -- casi como si los ladrones no tuvieran nada que ver.
Claro que los delincuentes circulan en vehículos con películas antisolares. Pero también lo hacen las personas obedientes de la ley, para quienes resultan una excelente medida de seguridad en contra de posibles delicuentes (que evalúan, según el número y la apariencia de los pasajeros, quiénes son blancos fáciles -- no hay que ser un científico para ver que una pareja de adolescentes es un blanco fácil).
Claro que algunas mujeres tienen como modus operandi "acostarse y después preocuparse". Pero, al menos, con las pastillas del día después tienen una opción. Incluso factorizando en el cálculo el riesgo calculado adicional que toman, las pastillas son ulteriormente beneficiosas.
¿Cuál es el resultado neto de haber prohibido ambas tecnologías? Menos bienestar para la población. Sin pastillas, habrán más embarazos no deseados, más niños mal criados y más delitos. Sin películas, será más fácil para los delincuentes escoger a sus víctimas.
En el caso de las películas, los únicos que las tendrán serán los delincuentes (y los diputados/diplomáticos, obviamente). ¿Qué tan difícil es ponerle películas a un carro, salir, robar, esconderse, y retirarle las películas después? Respuesta: regalado. La prohibición no tiene ningún efecto para los delincuentes. La solución no es prohibir algo que defiende nuestra seguridad e intimidad, sino meterle más plata a la policía para que investigue y solucione los crímenes ahora.
En el caso de las pastillas, lo que sucederá es que habrán más abortos peligrosos, y más niños no deseados.
No podemos hacer ojos ciegos y oídos sordos de estas realidades -- no cabe duda alguna de que esto sucederá. Entonces recuérdenme: ¿por que prohibimos ambas tecnologías?
Estoy harto de ver cómo las decisiones colectivas se toman, no usando la razón y la lógica, sino por lo que la mayoría ignorante siente o quiere creer, azuzada por políticos que citan anécdotas "mi mamá me dijo, mi vecino me contó" -- y quedan como héroes. ¿Hasta cuándo con las promesas falsas y la gente que cae en ellas? ¡Hasta cuándo!