Fotos en las papeletas de votación y en los padrones: otra miradita rápida
Recibí dos comentarios en mi artículo inicial sobre las fotos en las papeletas de votación y demás. Aparentemente no hice el esfuerzo suficiente para explicar qué quise decir. Tengo, por consiguiente, tres cosas más que acotar:
- Pienso que el riesgo para la sociedad en general de poner esa foto de miércoles en el padrón y en la papeleta supera al beneficio. Es peligroso, y hay que reconocerlo, porque quién sabe a dónde va a parar esa información. Antes, sólo los esbirros del Registro Civil y la Comisión de Tránsito sabían que Manuel Amador era el de la foto. Ahora, también lo saben los esbirros del TSE... y con magia digital, porque las fotos son digitales. Es decir, mi identidad ahora está menos segura que antes.
- Nosotros, los ciudadanos, no hemos autorizado el uso de esta información íntima (sí, la protección a la intimidad se extiende a estas instancias), específicamente la triangulación que hicieron con el padrón electoral y la Comisión de Tránsito.
- Por allí alguien comentó que pedían la papeleta de votación para sacar una cuenta en el banco. Yo nunca dije que lo opuesto fuera cierto. Lo que quise decir es que no se necesita la foto para averiguar si la papeleta de votación era verdadera o falsa.
En suma: no discuto que sea conveniente, porque lo es. Lo que discuto es quién mierda le dio el derecho a la gente del TSE a usar mi información de esta forma, y también pregunto si ellos pensaron en los grandes riesgos que sus actos conllevan. Soy yo quien tiene derecho a escoger seguridad o conveniencia, y nadie debería poder escoger por mí.
Corolario: yo soy yo, y mi presencia basta para constatar ese hecho. La cédula de identidad puede ser conveniente, pero es inconcebible que se constituya en un "carnet de existencia" sin el cual no puedo hacer nada. Otras partes del mundo funcionan bien, y no tienen cédula (y, por favor, noten que en otros países como EE.UU. o Gran Bretaña no existe la figura de la cédula, justamente porque es peligroso y porque sus beneficios son obtenibles de otras formas). ¿Por qué nosotros sí? Especialmente considerando las condiciones de nuestro país. No sorprende que la suplantación de identidad esté a la orden del día, si es tan fácil ejecutarla con una base de datos central, que ahora además está fugada en una nueva entidad que no es depositaria de la confianza de la gente.
Si acaso, la obligatoriedad de la cédula facilita el robo de identidad, dado que la gente deposita una confianza extraordinaria en el papel, lo que provoca que se descuente cualquiera otra señal de fraude a la hora de ejecutar una transacción. Si la gente confía en los papeles en lugar de las personas... ¿estamos en una sociedad civil, o en una sociedad burocrática?
Y tú, ¿qué opinas?